Kunsoa Kambire, el ciego de los 1 000 oficios
Kunsoa Kambire, ciego desde su infancia, causa la admiración en Segre, pueblo situado a 5 km de Diebugu en la provincia de la Buguriba. Tiene 35 años y es padre de familia. Consigue cultivar maíz, mijo, frijoles, alubias de tierra y cacahuetes. Hagamos Zoom sobre este ciego combativo, que, a la vez, toca el balafón, es cestero y ganadero.
¡Hay que verlo en acción para creerlo! El sábado, 23 de julio 2011, hacia las 8:00 de la mañana, Kunsoa Kambire, estaba en pleno trabajo en el campo, en Segre, en la Buguriba. Él solo, con una azada cultiva su campo de mijo. Antes, con habilidad, había desbrozado parte del campo, dejando atrás, perfectas hileras de plantas de mijo. Viéndolo en acción, a distancia, todo nos hacía pensar que se trataba de un agricultor ordinario. Pero, al acercarnos, uno se da cuenta de que es ciego. Según su madre, Werbar Kambire, "Kunsoa nació sano. Fue a la edad de cuatro años que tuvo la viruela y lo dejó ciego". A pesar de todo, dice él mismo, muy pronto se dijo que aquello no era una fatalidad.
Como la mayoría de sus camaradas de infancia, ha hecho de la agricultura su actividad principal. "Nosotros, nos dice, aprendemos a cultivar en los campos de cacahuetes. Así, cuando llevaban a los niños a los campos, yo los seguía y así empecé a cultivar cacahuetes. Más tarde, comencé a defenderme con el mijo en suelos limpios. Yo preparaba los campos para que la gente sembrase el mijo. Después, yo solo, los labraba. Poco a poco, al cultivo del mijo y de los cacahuetes, fui asociando otros cultivos como el maíz, los frijoles y el arroz. Actualmente, cultivo toda clase de plantas como los demás agricultores de la comarca". Si esto es verdad, necesita una capacidad extraordinaria para distinguir la hierba de las plantas de cultivo.
Dice que consigue hacerlo por el tacto de su mano izquierda. “Con la mano derecha, nos confía, cultivaba en suelos limpios y con la izquierda palpaba para ver si había hierba. Más tarde, traté de distinguir entre las hierbas y las plantas. De ese modo he conseguido diferenciar la simple hierba del mijo, de los fríjoles, del maíz, de los cacahuetes, del arroz, y así sucesivamente". Kunsoa Kambire trabaja en su campo sin la ayuda de nadie. Admite, sin embargo, que no puede sembrar, ya que hay que respetar las líneas. La tarea de la siembra le toca a su madre y a su esposa. Kunsoa Kambire nació en el 1976, se casó en el 2004 y hoy es padre de dos hijos, una niña de 5 años y un niño de uno. El ciego de los 1 000 oficios se las apaña bien.
"Como en cualquier campo de familia, dice, trabajo con mi madre y mi esposa. Con el fruto de este trabajo, puedo alimentar a mi esposa, mis dos hijos, mi madre, la mujer de mi difunto hermano y sus dos hijos".
Un verdadero genio
Además de la agricultura, su actividad principal, Kunsoa Kambire ha intentado, con mayor o menor éxito, otros trabajos. Uno de ellos es la cría de aves de corral. Según dice, alimenta a los polluelos con mijo. Durante la estación seca, nos cuenta, "le pido a la gente que me busquen sitios de termitas y cada mañana, ayudado con excremento de ganado y unos tallos de maíz, lleno una vasija de termitas y alimento mis polluelos". Dice también, que recibió fondos de la Alianza Cristiana para la cooperación económica y el desarrollo social (ACCEDES) para desarrollar su criadero. Pero, la irregularidad de las visitas de los agentes veterinarios para la vacunación ha dado al traste con las esperanzas que había puesto en el proyecto: los pollos se murieron y ahora sólo le quedan dos gallinas y algunos polluelos. Intentó también la cría de cerdos y ha tejido una variedad de materiales, lo que constituye su principal fuente de divisas.
En 2002, aprendió a hacer sillas y camas plegables, confeccionadas con la Asociación Burkinabé para la Promoción de Ciegos y Deficientes Visuales (ABPAM). Además, aprendió a tejer alfombras y hamacas con la Acción sobre Discapacidad y Desarrollo (ADD). Según Joseph Palm, presidente de la Asociación de Ciegos y Deficientes Visuales (AAMVA) y vicepresidente de la Coordinadora de Asociaciones de Personas con Discapacidad, de la Bougouriba, Kounsoa es un genio en este campo. Dice que ha recibido de la ADD, la asociación que él dirige, fondos para tejer camas plegables y sillas. "Se encontraba entre los 10 miembros que, en 2002, seleccionamos para el aprendizaje. Y, para que conste, ha sido el mejor y el más rápido. En la actualidad, somos nosotros, es decir, yo, él y otra persona, quienes hemos podido continuar la formación hasta el fin."
Este talento se ha manifestado también con una iniciativa que él mismo ha desarrollado tejiendo pequeños taburetes. Aprendió este arte inspirándose de un caso en que el que los hilos del taburete se habían cortado. Por el momento, dice Kunsoa Kambire, "recibo pedidos directamente que entrego en propias manos. Pero, a veces, si ABPAM tiene pedidos, nos llama y vamos a trabajar en su sede de Diébugu ". Kunsoa Kambire ha aprendido también a tocar el balafón. Es, incluso, un "balafonista excepcional" que encontramos en las manifestaciones populares y celebraciones del pueblo.
A pesar de todas las frustraciones
Su esposa, Yelfabeta Kpoda, dice que están casados desde hace 7 años y que antes de hacerlo, reflexionó mucho. "Pensé que, de hecho, es ciego, pero que es un hombre como otro." Como ella, Panhinwin Dabire, el abuelo materno del ciego, afirma que desde que nació, nunca ha habido problemas entre él y la gente del pueblo, y añade que "fuera de él, nunca se ha visto a un ciego que sepa cultivar y tenga tantas actividades." Gracias a las sesiones de aprendizaje que ha tenido con su asociación, camina con el bastón y consigue, sin la ayuda nadie, ir y venir entre Segre, su pueblo, y Diébugu (5 km) donde se encuentra la sede de la AAMVA.
A pesar de que no considera su discapacidad como una fatalidad, Kunsoa Kambire admite que la ceguera es un problema. "Mi hándicap limita mis acciones y me impide desarrollarme como los demás". "Por lo general, las personas sanas no tienen acceso a préstamos, no hablemos de los ciegos a quienes se les pide garantías antes de prestarles dinero." Varias veces, se ha dirigido, sin éxito, a instituciones financieras con el fin de obtener préstamos y organizar mejor su negocio de tejido de camas plegables, sillas, taburetes, hamacas, alfombras y tapices. Su objetivo es disponer de recursos suficientes para producir y vender sin interrupción, en vez de tener que esperar los pedidos, que van haciendo escasos. Con él, también se plantea la cuestión del acceso a la tierra. "Aquí, en Segre, dice, estoy con mis tíos maternos. Me han dado tierras para cultivar, pero, como no veo, sólo puedo cultivar alrededor de las concesiones. Mis primos y tíos, a veces, me dejan trozos de tierra, pero, al año siguiente, me los pueden retirar", dice con tristeza.
Jean-Marie (TOE Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)