Monsanto no comprende nada
Tenemos una noticia de gran calado. En primer lugar para Burkina Faso y sus algodoneros que, de nuevo, serán propietarios de sus simientes, pero también para todo el mundo. El algodón burkinabé no ha respondido a las esperanzas que se pusieron en él. Monsanto introdujo el “gene Bt” en las simientes de Burkina, pensando que no afectaría a la calidad del algodón producido. Pero el algodón burkinabé, apreciado entre otras cosas por la longitud de sus fibras, se ha convertido sencillamente en un algodón ordinario, sin interés ni salida comercial. Monsanto no lo comprende. Su famoso principio (llamado “principio de equivalencia en sustancia” – ver la nota al final) decía que añadiendo un solo gene, no se cambiaba el producto, y, por tanto, no habría que inquietarse. Si Monsanto no lo comprende… nosotros, si comprendemos que teníamos razón al inquietarnos, como lo había demostrado el doctor Arpad Pusztai estudiando los efectos producidos sobre ratas por el consumo de patatas transgénicas. ("El mundo según Monsanto", de Marie-Monique Robin, página 195 y siguientes).
A continuación la traducción del artículo de GeneWatch « Burkina Faso abandona el algodón GM Bt», publicado el 28 de enero 2016.Traduction en français publiée par Les Amis de la terre le 29 janvier.
Burkina Faso abandona el algodón Bt. Transgénico, lo que podría influenciar el futuro de los cultivos GM en África del Oeste. El país ha, en efecto, comenzado a eliminar completamente el algodón transgénico, a causa de la calidad inferior de la fibra obtenida en el cultivo transgénico.
El historial de este gran fracaso se encuentra documentado en un informe de Brian Dowd-Uribe, profesor adjunto en el Departamento de estudios internacionales de la Universidad de San Francisco y Matthew A. Schnurr, profesor adjunto en el Departamento de estudios internacionales sobre el desarrollo de la Universidad de Dalhousie.
El documento se ha publicado en el periódico African Affairs, editado por Oxford University Press. El informe describe el rápido declive del algodón de Burkina Faso tras la introducción del algodón GM. Anteriormente, el algodón burkinés era conocido por su calidad superior, era fruto de una exitosa selección no GM (sin ingeniería genética) financiado por el gobierno francés y que duró durante 70 años.
El objetivo principal de ese programa de selección era conseguir cultivares bien adaptados a las condiciones de cultivo de África Occidental y que tuviesen las características de calidad superior deseadas, como un alto ratio de desmotado (porcentaje de fibras de algodón aprovechables por cada kilo de algodón entregado a la planta procesadora) y fibras largas.
La adopción del algodón Bt transgénico provocó un descenso en la calidad
Cuando Burkina Faso comenzó a cultivar algodón transgénico Bt en los primeros ensayos de campo, según el documento antes citado, los responsables estaban satisfechos con su calidad, ya que se mantenían las características que hacían famoso al algodón burkinés.
En 2009 comenzó a comercializarse el algodón transgénico en Burkina Faso. Sin embargo, durante el primer año de su comercialización los responsables burkineses notaron una disminución en la longitud de la fibra y los ratios de desmotado. Los empleados de Monsanto lo achacaron al estrés hídrico y otros problemas meteorológicos. Sin embargo, el problema de la calidad continuó y, en la temporada 2014/2015, dos tercios de la producción nacional fue clasificada de calidad inferior y longitud mediana; sólo un tercio conservaba la clasificación anterior, longitud media-alta. El ratio de desmotado se situaba muy por debajo del 42% conseguido por los cultivares no transgénicos.
Los autores de este nuevo informe concluyen que la disminución de la longitud de las fibras "ha destruido la reputación del algodón burkinés y le ha hecho perder su valor en el mercado internacional. Si a esto se le suma el descenso en la cantidad global de fibras debido a la menor ratio de desmotado, estas características de calidad inferior de los cultivares Bt han comprometido la situación económica de las empresas algodoneras burkinesas."
La experiencia de Burkina Faso deja claro que, al centrarse solo en la producción, se dejan de lado factores esenciales para el éxito de un cultivo. El rendimiento en Burkina Faso era elevado. En las últimas temporadas, se produjeron más de 700.000 toneladas de algodón, mientras que Mali, su país vecino, producía solo 500.000. Sin embargo, en el espacio de unos pocos meses, la totalidad de la producción de Mali se vendió en el mercado internacional, mientras que gran parte de la producción de Burkina Faso seguía esperando comprador. Un funcionario de alto rango se lamentaba, "¿De qué sirve ser el principal productor si no puedes vender tu algodón?"
Efectos inesperados de la manipulación genética
La historia de la caída en calidad del algodón burkinés envía a un problema específico del proceso de la manipulación genética, llamado: los efectos pleiotrópicos, es decir, la influencia que el transgén insertado tiene sobre otros genes, supuestamente no relacionados.
En teoría, como señala el informe de Dowd-Uribe y Schnurr: insertar el gen Bt en el germoplasma del algodón burkinés debería haber mantenido resultados idénticos a su línea parental con todas sus características, excepto el rasgo insertado, que le otorgaría a la planta resistencia a los insectos. En realidad, introduciendo el rasgo Bt en la variedad local de algodón ha interferido con algunas de sus características más importantes. Los científicos de Monsanto "no saben cómo explicar los mecanismos causantes de estos problemas"..
Las empresas algodoneras se impacientan con Monsanto
Monsanto sigue intentando encontrar una solución al problema, incluso recruzando sus variedades Bt con un nuevo cultivar local. Mientras tanto, las empresas algodoneras de Burkina Faso se impacientan y han retomado las riendas del asunto. Dowd-Uribe y Schnurr explican en su informe:"Frustradas por la incapacidad de Monsanto para identificar las causas del descenso en calidad y para corregirlas, las empresas han establecido un calendario para abandonar el algodón Bt y volver a los cultivares burkineses.".
Las empresas prevén reducir la cantidad de semilla Bt en el mercado, de un 53% en la temporada 2015/2016 a un 30% en la temporada 2016/2017, con el fin de volver totalmente al algodón no transgénico para la temporada 2017/18. Al mismo tiempo, reclaman 280 millones de dólares a Monsanto en compensación por las pérdidas debidas al descenso en la calidad desde 2010.
¿Dará África la espalda a los transgénicos?
Dowd-Uribe y Schnurr concluyen que la retirada de Burkina Faso del algodón transgénico podría bloquear ciertas negociaciones que se realizan en otros países africanos, con las mismas preocupaciones respecto a la calidad de su algodón, para adoptar el algodón GM. Es más, podría acabar con ellas.
Van aún más lejos, y añaden que, en el continente africano, el rechazo al algodón transgénico podría menoscabar la confianza de la opinión pública en los cultivos transgénicos en general, en un momento en el que muchos países africanos afrontan la cuestión de aceptar o no esta tecnología.
Tendremos ciertamente ocasión de volver sobre esta información que pone en mala postura “el principio de equivalencia en sustancia”, y ello a causa de una experiencia que ha durado varios años a escala de un país entero.
Marcha de la COPAGEN en febrero 2008: los agricultores ya decían No a los transgénicos Ahora es el momento de leer o releer el libro de Marie-Monique "El mundo según Monsanto", especialmente el capítulo "El increíble juego trucado del "principio de equivalencia en sustancia"," página 161. He aquí un extracto:
"En otras palabras: los transgénicos son más o menos iguales a sus homólogos naturales. Y es precisamente este "más o menos ", -sorprendente de la parte de un microbiólogo- lo hace sospechoso ese principio de equivalencia en sustancia, a los ojos de quienes denuncian su nulidad, como Jeremy Rifkin, director de la Fundación para las tendencias económicas, uno de los primeros en oponerse a la biotecnología: "En aquella época, en Washington, si usted frecuentaba los mismos bares que los ‘grupos de presión’, oiría reír a la gente de todo eso. Todos sabían que, ese "principio de equivalencia en sustancia", no existía. Sólo era el modo para que esas empresas - en particular Monsanto - llevaran rápidamente sus productos al mercado con la menor interferencia posible del gobierno. Y tengo que decir que supieron muy bien defender sus intereses. "
Kudugu 2 de febrero, el año 2016
Maurice Oudet
Presidente del SEDELAN