¡Todos talan y nadie planta!
Hoy les transmito el grito de socorro de una amiga del SEDELAN que vive en Burkina desde hace años. ¿Oiremos su voz?
"Sabes, viniendo el otro día de Uagadugú fui testigo de un terrible espectáculo. A mí, me encanta la naturaleza y se me parte el corazón cuando veo los cadáveres del "caoba de Senegal" (de la familia de las meliáceas) que bordean la carretera de la Dedugú a Kudugú.
Pero ese día, fue aún peor:¡vi a la máquina arrancar esos magníficos árboles! Con mis propios ojos vi al conductor excavando alrededor de un espléndido árbol que tenía por lo menos cien años. El gran caoba de Senegal, aún en pie, dejaba que el viento acariciase sus hojas, como para decir "adiós" a la aldea que lo vio crecer. La máquina lo hirió empujándolo, y todo acabó; cayó silenciosamente.
Estas fotos son del 22 de marzo 2011, unos días después de la fiesta del árbol.
¿No es absurdo? ¡Qué triste fiesta!
Magníficos caobas, árboles centenarios que nunca pierden sus hojas, cuya la corteza se utiliza para fabricar medicinas, y que dan sombra a la carretera de Kudugú à Dedugú. ¿Qué queda de todo eso?
¿Quién los reemplazará? Debería de establecerse una sencilla norma: quien tale (individuo o empresa) un árbol tiene que plantar dos y encargarse de que vivan.
Si para ensanchar la carretera, una empresa tiene que talar 200 caobas, debe plantar 400, y cuidarlos durante 3 años.
Si no, ¡Burkina se convertirá en un desierto!
Entre nosotros, en la Colina, y en los alrededores de Dedugú, ¡todos talan y nadie planta! Hace unos años, aquí veíamos árboles.
Llegaron los madereros, y ¡este es el resultado!
Y, eso no es todo. A mediados de febrero, en laregión del río Muhun, salen las máscaras. Dicen que "llaman la lluvia". Para ello, cada uno tiene que hacerse un vestido con hojas de caoba de Senegal y renovarlo cada día durante dos semanas, despojando a los árboles de sus hojas nuevas y… firmando así su sentencia de muerte. Obrando de ese modo ¡estas personas están ¡llamando al desierto!, ¡que llega a pasos forzados!
¿Quién piensa en replantar los árboles talados?
Mañana, ¡nuestros hijos no tendrán nada! Vivirán en el desierto.
Tendrán sed, se hablará de sequía y se dirá: "Dios lo ha querido."
Si tú, y yo, nos decidiéramos a plantar un árbol cada año y a cuidarlo con esmero, nuestras parcelas, nuestras casas se beneficiarían de un microclima, sufriríamos menos del calor y las lluvias serían más abundantes.
Si tú, y yo, enseñáramos a nuestros hijos, a nuestros vecinos, a participar en la reforestación, Burkina se convertiría en un gran bosque. ¡Ánimo!
"¡Planta tu árbol... el planeta te dice gracias!”
"¡Planta tu árbol... Burkina le dice gracias!”
"¡Si no lo hacemos, Burkina se parecerá a esto!
Dedugú, 15 de abril 2011
Silvana Pala