Un cierto día, el perro y el macho cabrío se van de pesca. En el camino encuentran a la hiena y todos van juntos. La pesca no fué buena. Tenían, a media mañana, sólo, tres pescados : un grueso, un mediano y un pequeño.
Los peces fueron dados al macho cabrío para los repartiese equitablemente. Coge el más grueso, dá el mediano a la hiena y el pequeño al perro. La hiena no estaba satisfecha del reparto. Coge los pescados para hacer élla misma el reparto. : coge el grueso para élla, dá el mediano al perro y el pequeño al perro. El perro, a su vez, tampoco estaba satisfecho del reparto y les dice : « ¡Dazme los pescados, yo los repartiré como hace falta. Ya lo vereis! ». Se los dan, los pone en fila, los cambia, los vuelve a cambiar, y cuanto estaban bien juntos, hop, los echa a sus fauces y toma las de villadiego. La hiena, acto seguido, le persigue. El macho cabrío, se revuelve en le barro, hasta cubrir todo su cuerpo de barro. Y, toma, el camino de vuelta. La hiena, cansada de correr detrás del perro, vuelve sobre sus pasos, diciéndose : « Si no he podido conseguir el perro, ganaré el macho cabrío ». No había terminado de hablarse a élla misma, que se encuentre, frente a frente, con el macho cabrío, cubierto de barro. Le dice :
« Amigo, cubierto de barro, ¿no has visto pasar un perro por aquí? »
« Si estás de acuerdo, te doy diez latigazos y te indicaré el camino que ha cogido ».
Nuestra hiena está de acuerdo. Le macho cabrío le dá los latigazos y le indica un camino que él mismo va a tomarlo para encontrala de nuevo.
Viéndole de nuevo, la hiena le hace la misma pregunta
« Amigo, cubierto de barro, ¿no has visto pasar un perro por aquí? »
« Si estás de acuerdo, te doy diez latigazos y te indicaré el camino que ha cogido ».
Una vez más, la hiena recibe los latigazos del macho cabrío y le indica un camino falso.
La hiena toma el camino indicado, diciéndose a élla misma : « Su manera de andar, es la del macho cabrío, su voz, es la voz del macho cabrío, pero el barro me engaña ». Le cruza de nuevo y la misma escena se reproduce varias veces seguidas, hasta que la hiena se dice : « Hoy, he encontrado muchos amigos, llenos de barro, yo no encuentro al perro y mi cuerpo está caliente con tanto latigazo ». Estaba pensando en lo sucedido, que de nuevo, su amigo lleno de barro se le presenta. Quiere preguntarle pero se dá cuenta de que, una parte del barro, se ha desprendido y reconoce al macho cabrío, y le dice :
« Con que eres tú qui me ha hecho sufrir de esta manera. Te voy a devorar allá, en donde no hay moscas ». Lo coge y lo lleva por medio de la selva. Llegados a un cierto lugar, lo suelta para ver si hay moscas y continúan hasta llegar a un sitio en donde no había moscas; lo suelta y le dice : « Es aquí en donde voy a devorarte ». Termina de hablar y su mirada se encuentra con la mirada del rey de la selva, el león. Nuestra hiena cambia de registro y dice al rey de la selva que tenía mal en su pie : « Hemos venido a saludarte, pues, nos hemos enterado de que estás enfermo
Le rey le dice : « Os agradezco, pero teneis que buscarle un medicamento. »
« Es el macho cabrío quien conoce un buen medicamento, ya que, es él, quien vive con los humanos ».
El rey le dice : « Macho cabrío, dáte prisa en hacerme sangrar ».
« Oh rey, puedo curarte, pero, es difícil encontrar lo necesario »;
« Dí, solamente, lo que necesitas ».
« Me hace falta la cabeza de una hiena viva para que haga la tercera piedra del fogón, sobre la cual, pondré la olla ».
La hiena, habiendo escuchado lo dicho, le mira malamente, diciendo : « ¿Cómo se peude hacer semejante cosa? »
El león le coge diciéndole : « ¿Cómo se puede hacer? Tú, ¿no eres una hiena? »
El macho cabrío toma dos piedras y la cabeza de la hiena que sirve de tercera piedra, mete la leña, le dá fuego y, la olla llena de hojas diversas, es puesta sobre el fuego. Cuanto le fuego coge fuerza, la hiena se retira un poco y el macho cabrío dice al rey : « Rey, la hiena va a estropear el medicamento si hace que la olla caiga por tierra ».El rey le empuja hacia dentro y cuando el fuego se hace vivo y caliente con fuerza, nuestra hiena se escapa, perseguida por el león que no llega a cogerla.
La hiena no ha podido comerse al macho cabrío, pero el león, perseguiendo a la hiena, se le sale la espina de su pie y es curado.
Hay que saber que éstos tres personajes no se encuentran sin que uno de éllos no se escape, el león y la hiena, la hiena y el macho cabrío.