a b c B u r k i n a

El anciano es un remedio

Un hombre tuvo un hijo.

En cuanto creció un poco, le cortaban el pelo a raso con regularidad.

Llegó un momento en que el niño dijo a su padre :

“Padre, tenías la costumbre de afeitarme la cabeza.

Desde hoy en adelante, no me afeitarás más la cabeza hasta mi matrimonio.

Además, me casaré con una mujer que haya tenido dos hijos de su primer matrimonio.

Y después del matrimonio, no iré más al campo a labrar ”.

El padre acceptó la propuesta de su hijo.

 

El niño se hizo adulto y llegó a la edad del matrimonio.

Buscó y encontró de hecho una mujer que había tenido dos hijos de su primer matrimonio. Los dos jóvenes se pusieron de acuerdo y el joven pidió la mano a los padres de la joven que acceptaron la petición. Después se fué a decírselo a su padre que dió también su acuerdo.

 

Se casaron y ése mismo día le afeitaron la cabeza, dejándole cuatro mechones en su cabeza :

un mechón encima de la frente, otro a cada lado del cráneo y el cuarto mechón en la nuca.

Había precisado que después de su matrimonio no labraría más. Con esta idea en la cabeza, coge un saco y se va a donde el jefe del pueblo.

Se dirige al jefe del pueblo en estos términos :

“Jefe, he venido a verle. ¿Ha observado usted mi cabeza rapada?”

El jefe le respondió afirmativamente.

 

Entonces pregunta al jefe : “¿Cuántos mechones hay?

Éste le responde : “Cuatro.”

El joven entonces dice al jefe :

“Cada mechón tiene un significado particular.

Si usted encuentra el significado de cada uno de los mechones me corta la cabeza.

Si usted no lo averigua, entonces, mire este saco.

Usted lo llenará de mijo para que yo pueda alimentar mi familia.”

 

El jefe le contesta que éllo no tiene mayor dificultad.

Que ya ha resuelto enigmas mucho más difíciles y que ha salido airoso.

 

El jefe empieza a reflexionar, desde la mañana hasta la noche.

En vano, no encuentra ningún significado a ésos cuatro mechones de pelo.

 

Termina dando la orden a sus criados de servir al joven.

Y éste, vuelve a su casa con el saco lleno de mijo.

 

De ahora en adelante, en cuanto su familia come todo el mijo,

vuelve a donde el jefe con su saco vacío.

Y cada vez, es el mismo estratagema

 

Tanto y tan bien que es ahora el jefe quien alimenta su familia.

 

El jefe del pueblo tenía una hija.

Ésta, observó los tejemanejes de este joven

y preguntó a su padre si él era esclavo de éste último.

 

El jefe respondió a su hija que éllo le sobrepasaba.

Luego le explicó la situación.

 

Fué entonces cuando su hija le pidió miel,

con la que iba a tomarse la revancha sobre este hombre.

 

El jefe acceptó. Un poco después, la joven dijo a su padre que ya era el momento de llamar al hombre en cuestión.

 

En cuanto llegó, la joven le ofreció un recipiente lleno del licor que había preparado con la miel. Hacía calor. El hombre tenía sed y bebió todo el licor de un solo trago, de modo que no se poseía más.

Entonces la hija del jefe se acerca a él, y le pregunta el por qué de su corte de pelo en cuatro mechones.

El joven le responde : “¡Ni mi mismo padre lo sabe!.

¿Por qué quieres tú que te lo diga?.”

 

La joven responde : “¿Entonces, tú no puedes decirlo a nadie?

Él responde : “ Yo puedo decirlo, pero no a cualquiera.

Yo puedo decírtelo, pero con una condicción, de que no lo digas a tu padre.”

 

La joven accepta la propuesta.

 

El joven le dice entonces :

El mechón que se encuentra encima de la frente se llama :

“El jefe no es propiedad de un solo súbdito”

El que se encuentra en el lado derecho quiere decir :

“El anciano es útil en el pueblo”

El mechón del lado izquierdo significa :

“No hay que apropiarse el niño del prójimo”

Por fín, el mechón de la nuca tiene por nombre :

“No hay que andar al trote con una mujer”.

 

La joven exclamó : “¡Es éso lo que mi padre buscaba!

Pero no se lo diré”.

El joven le dice entonces que si él mismo no se lo había dicho,

no hubiera podido saberlo por élla misma el significado de este enigma.

 

De vuelta a su casa, el joven empieza a tener miedo.

Se dice a él mismo que la joven seguramente dirá todo a su padre.

Para estar sobre seguro, vuelve de nuevo a donde el jefe con su saco.

En cuanto llega, sin esperar, dice al jefe : “Siempre es lo mismo lo que me hace venir aquí.”

 

Pero esta vez, el jefe le responde : “Hoy, alguien tendrá una sorpresa.”

Enseguida, convoca los ancianos del pueblo, y también el verdugo para que le corte la cabeza, precisándole que afile bien su espada.

 

Después, requiere a los hijos del joven para que aten a su padre, y para que lo tumben por tierra.

Los dos hijos de la mujer lo ejecutan, sólo, su hijo se pone a llorar. Es entonces cuando un anciano increpa al jefe del pueblo, y le dice :

 

“Jefe, nos has convocado, pero no nos dicho nada sobre lo que estas haciendo.”

 

Entonces, el jefe explica a la asamblea que hoy ha podido descubrir el significado del enigma, y que ya es hora de cortar la cabeza de este bromista.

El anciano entonces le pregunta, cómo ha hecho para descubrir el secreto.

El jefe confiesa que es su hija quién le ha dado la solución.

 

El anciano aconseja al jefe de tomar un tiempo de reflexión sobre lo que está haciendo, diciéndole :

 

“¿Jefe, has reflexionado?

¿Eres tú quién ha creado la jefatura?

Algunos ciudadanos te conocen, pero, cuando viene a tí, dicen que van a donde el jefe.

¿Puedes tú pretender pertenecer a una sola persona?

Además ¿porqué no has querido cortar tú mismo la cabeza del joven,

y porqué nos has llamado a nosotros los ancianos?.

Además has requerido a sus hijos para que aten a su padre.

No te has dado cuenta que sólo los hijos del prójimo han ejecutado tu orden?

Y además, ¿no es tu propia hija quién te ha informado del secreto?

 

El jefe responde que todo éso es verdad.

Es entonces cuando el anciano explica al jefe :

“El joven no ha hecho que darte consejos.

Por tanto, es más inteligente que tú.

Por encima de estos consejos, te ha advertido del peligro de confiarse ciegamente a su mujer preferida.”

El jefe reconoció sus errores y liberó al joven.

Éste, igualmente, se dió cuenta de su impertinencia hacia el jefe.

 

Cuento jula traducido po M. Tamini Gabriel

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