abc Burkina n° 29 |
Una alternativa para controlar les flujos migratorios La Excepción Agrícola |
Carta abierta al Sr Nicolas
Sarkozy, Ministro de l’Interior de Francia :
Señor Ministro, permítame que le relate lo esencial de una conversación que he tenido, hace unos días, con el Sr François Traore, Presidente de la nueva Confederación Campesina del Faso. Después de la proyección de nuestro film "Algodón africano, la amenaza viene del Norte’’, en la FESPACO, el Festival Panafricano del Cine de Uagadugu, nos hemos encontrado tomando un refresco. En este film, un joven se expresa sobre la aportación, para su pueblo, de la producción del algodón. Y termina si intervención con estas palabras : "Con el algodón, nosotros los jóvenes, no tenemos ninguna necesidad de correr aventuras". El Sr François Traore venía justamente de París en donde había asistido à "La Otra Cumbre", que ha tenido lugar al mismo tiempo que la cumbre "Francia – Africa". Hemos evocado todos los esfuerzos, que Usted, Sr Ministro, hace para controlar la inmigración hacia Fancia, incluído su reciente viaje al Malí. En Bamako, usted se ha reunído con los responsables políticos del país. Todo éllo es muy normal. Pero, según nuestro conocimiento, usted no ha tomado el tiempo necesario para ir al encuentro de las Organizaciones Campesinas del Malí. ¡Es una verdadera pena! Lo que los responsables campesinos de estas organizaciones habrían podido decirle, es que, los campesinos del Malí, así como los campesinos del Burkina Faso y otros muchos de otros países, quieren a su pueblo, a su familia, a su país. Y que piden una sola cosa : poder vivir con dignidad de su trabajo. No desean dejar su aldea. Desean tener medios para alimentar su familia, para criar y educar decentemente a sus hijos. Para éllo bastaría que los precios de los productos agrícolas fuesen suficientemente remunerados para los productores africanos. Pero estamos muy lejos de éllo. La razón principal es : el dumping ejercido por los países del Norte (sobre todo les Estados Unidos y la Unión Europea, pero también Tailandia para el arroz…) sobre sus productos agrícolas, y las presiones hechas por estos mismos países para que los países del Sur dejen entrar libremente estos productos. ¡Sabe usted que en Francia, la renta de los productores de trigo proviene más de la ayudas directas de la Comunidad Europea que de la venta de sus productos! Lo que les permite exportar su trigo, en particular en Africa, por debajo de sus costes de producción. Y en consecuencia, los productores de maïz del Malí o del Burkina Faso no pueden vender su maïz a un precio remunerador. En la ciudad, la población come, cada vez más, pan, pastas alimentarias y arroz importado : no tienen necesidad de los productos de los campesinos de su país. La miseria se instala de forma duradera. En estas condiciones, ¿qué pueden esperar los campesinos pobres de los países pobres? ¿Cuales serán sus sueños? Si no es de dejar, lo antes posible, su aldea con su miseria para irse a la ciudad o a los países del Norte, en busca de una supuesta oferta de mejor vida. Está claro, que este dumping de los países ricos siembra la miseria y la muerte en los países del Sur. ¿Cuántos niños, jóvenes o adultos, hombres y mujeres, africanos harán falta que mueran de frío en el tren de aterrizaje de los aviones que unen Africa y Europa, o que mueran en las aguas del mar, en su intento de llegar a las costas europeas para que los responsables políticos tomen las decisiones que se imponen? Estas dos medidas : prohibir el dumping à la exportación, y autorizar a cada país, del Norte como del Sur, a proteger su agricultura por medio de tasas a la importación, serían bienvenidas y beneficiosas. Entonces, los campesinos del Norte como del Sur, podrían retirar sus ingresos de su trabajo. En la última cumbre, Francia-Africa, le presidente, M. Jacques Chirac, ha reconocido los efectos nefastos de la Política Agrícola Común de la Unión Europea sobre los países africanos. Siendo así, Sr Ministro, permítame de hacerle una sugerencia : Párese de recorrer Francia y el Mundo entero con el fín de frenar el flujo migratorio hacia Europa. Sino más bien, con su Primer Ministro, vayan ustedes a ver al Ministro de Agricultura y al Ministro de Comercio, y hagan una declaración solemne, reconociendo que los acuerdos sobre la agricultura de la O.C.M, no son buenos, y que conducen sin remisión a la miseria de cientos de millones de campesinos de los países pobres. No sólo, esta situación es intorelable, sino que es una amenaza para la paz en el mundo. En estas condiciones, es vano controlar y poder dominar el flujo migratorio hacia los países ricos. En consecuencia, en las negociaciones de la O.C.M., que Francia pida que la excepción agrícola sea reconocida, de la misma manera que élla pide el reconocimeiento de la excepción cultural : los productos de la agricultura, como los de la cultura, no pueden ser tratados como simples mercancías. Esperando que esta carta sea objeto de vuestra atención, le ruego, Sr Ministro, que acepte la expresión de mi profundo respeto. Maurice Oudet Kudugu, 15 de marzo 2003 |
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