abc Burkina n° 57

Declaracion de la "Coalición del Burquina Faso
para un Trato Especial y Diferenciado Reforzado"
sobre la Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún

La quinta conferencia ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio), celebrada del 10 al 14 de septiembre en Cancún ha concluído sin que los países participantes hayan podido llegar a un acuerdo. Fué un fracaso para los Estados Unidos y la Unión Europea y una victoria para los alter mundialistas : la de la cohesión y la mobilización por la defensa de un mundo más justo.

Para los otros países del África ocidental y central (AOC) portadores de la iniciativa sectorial en favor del algodón, y todos los países africanos que los han sostenido, fué, con razón, una decepción, frente al rechazo de los Estados Unidos y la Unión Europea, no solamente de reducir las subvenciones acordadas a sus productores de algodón sino también de examinar favorablemente el mecanismo transitorio de compensación financiero propuesto.

De esta manera, por sus subvenciones, los países más ricos del mundo, que son los Estados Unidos y la Unión Europea, continuarán con toda libertad, violando los principios de la libre competencia de la que defienden las virtudes, y como consecuencia, pérdidas financieras inconmensurables para los países más pobres y una pauperización cada vez más grande de sus productos agrícolas.

Mientras tanto, el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) continuarán en el marco de la PAS (Programa Agrícola Estructural) exigiendo a los Estados pobres la liberalización, en todos los frentes, de su economía, sometiéndoles a una competencia desleal y, sobre todo, a la pérdida de su propio mercado interno.

Ahora, todo está bien claro que, a pesar de la idea ampliamente extendida, según la cual, la OMC ha sido puesta en marcha para "velar por un mejor funcionamiento de las reglas del comercio internacional y, en consecuencia, permitir el aumento del crecimineto económico mundial y el bienestar de las poblaciones del mundo", sólo las grandes potencias económicas pueden sacar provecho de la mundialización.

Lo decimos alto y fuerte que no sirve para nada preconizar el comercio, en lugar y en vez de la ayuda, como lo hacen tan bien los Estados Unidos y hacer uso, al mismo tiempo, de prácticas comerciales desleales que arruinan el desarrollo de los países pobres.

Sea la que sea la mirada y la opinión que tengamos al final de la conferencia de Cancún, este resultado expresa la hartura y la resistencia de los países en desarrollo, frente a la injusticia y a la iniquidad de una mundialización triunfante y su lucha por el reconocimiento de los derechos de los pobres a vivir del fruto de su duro trabajo.

Esperamos que esta resistencia presagie el replanteamiento de la opción de las políticas liberales impuestas del exterior.

Los resultados de esta conferencia hay que ponerlos en el activo de la solidaridad, de la nueva alianza entre países en desarrollo y de la determinación de la que han hecho gala, hablando con una solo voz, durante las negociaciones.

África, en general, y Burquina Faso, en particular, deben de sacar una lección de esta conferencia. Debemos oponernos con firmeza a los propósitos ocultos de la grandes potencias a confinar los países pobres en el papel de simples consumidores.

La lucha para restaurar nuestra soberanía debe llevarse en dos frentes : contra las injusticias a escala internacional y contra las políticas internas incoherentes y de corta vista.

También, invitamos los gobiernos de los países africanos y en particular al del Burquina Faso :

a una mayor coherencia en la elección de las políticas económicas. Una verdadera política de desarrollo de los países pobres que no están todavía en la fase de competir a nivel internacional y al mismo nivel de igualdad con las potencias económicas, debe focalizarse, primeramente, sobre el control del mercado interior, la búsqueda de la seguridad y de la soberanía alimentaria ; en particular, protegiendo los productos vitales para su país, ya desde ahora, sin esperar un acuerdo hipotético en la OMC.

a seguir con la resistencia y la mobilización con el fin de exigir a la OMC que sanee y haga más transparentes las reglas de la competición y restablezca la competencia equitable.

a exigir que se evalue la aplicación del Acuerdo sobre la Agricultura (ASA) sobre la economía de nuestros países, desde su puesta en marcha (1 de enero 1995), antes de todo nuevo compromiso.

a reclamar una redifinición del dumping y, por tanto, la prohibición de exportar por debajo de los costes de producción.

a continuar exigiendo a los países desarrollados que tengan en cuenta, en nombre de la equidad y de la justicia, de los niveles de desarrollo de los diferentes países miembros, haciendo que las disposiciones del Tratado Especial y Diferenciado (TSD) sean permanentes y más facilmente aplicables a los países beneficiarios, en funcción de su nivel de desarrollo y, no, de los plazos fijados con arbitrariedad.

a la vigilancia, ya que los países ricos no permanecerán con los brazos cruzados, frente a lo que éllos consideran como un fracaso. No dudarán, como la experiencia nos enseña, a dividirnos con acuerdos bilaterales o regionales o pasando por medio del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional con el fin de obtener lo que no han conseguido en la OMC.

a consolidar la alianza entablada en Cancún entre países de Africa, Caribe y Pacífico (APC), la Unión Africana y los Países Menos Avanzados (PMA)

Hacemos un llamamiento a todas las organizaciones de la sociedad civil y a todas las personas de buena voluntad para que se comprometan, acompañando nuestra coalición, a continuar el trabajo de información, de sensibilización y de educación sobre las políticas económicas y las negociaciones que afectan al sector agrícola.

Uagadugu 16 octubre

La coalición

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