abc Burkina n° 63 |
¿Y
si el futuro del mundo rural |
Introducción
Hace unos días, recibía la visita de un amigo procedente de Niger. Y me decía más o menos ésto : « Estoy desanimado. Hace ya 25 años que ayudamos las poblaciones rurales de nuestra región para que salgan de su pobreza, y siguen tan pobres como siempre. Hemos multiplicado los proyectos, y la miseria está siempre presente. » Le he respondido que aquí, en Burquina, la situación es muy semejante. Que quizás, significaba que no hemos sabido llegar hasta el fondo de las cosas. Cuando el entorno exterior se hace demasiado difícil, ocurre que uno se vuelve hacia la ayuda para sobrevivir, en vez de buscar un apoyo para desarrollarse. He observado atentamente el mundo rural burquinabé, son ya trente años observando, para estar convencido, de que las poblaciones rurales, tienen menos necesidad de una ayuda que de un entorno nacional e internacional más favorable. Me propongo, por tanto, compartir con vosotros, algunas de mis observaciones y de mis convicciones. 1° parte : Es el sésamo quien ha cambiado mi pueblo En la región s de Kiembara y de Tugan (al noroeste de Burquina), por los años 70, los campesinos sacaban ciertos ingresos financieros del cultivo del sésamo. En esta época, el sésamo era comercializado por la O.R.D. (Organismo Regional de Desarrollo, una estructura estatal). Esto les permitía, entre otras cosas, pagar el impuesto. La tina (medida tradicional de alrededor de 20 litros : doble decalitro) de sésamo les era pagada a 1.800 FCFA. Y, en el espacio de dos años, este precio ha sido dividido por tres. El resultado no se ha hecho esperar : los campesinos han dejado de cultivar el sésamo, perdiendo, de esta manera une fuente de ingresos. Ha hecho falta que llegue la devaluación del FCFA en el año 1994 para que la producción del sésamo vuelva de nuevo a empezar. Solamente para dar un ejemplo, la empresa Tropex apoyaba el cultivo biológico del sésamo. Ofrecía simientes de calidad a los campesinos que se comprometían a respectar ciertas normas (sin abonos químicos…) en la manera de cultivar el sésamo. Y la empresa se comprometía a comprarles sus cosechas de sésamo a un precio mínimo, establecido de antemano. En 1999, visitando un pueblo que había hecho este contrato con la empresa Tropex, el responsable de la agrupación lugareña me hacía ver un cierto número de carretas nuevas y de casas cubiertas de chapa ondulada de aluminio, diciéndome : " es el sésamo quien ha cambiado el pueblo." En el año 2000 el sésamo, en los pueblos, se pagaba a los productores el precio de 5.000 CFCA y hasta los 6.000 CFCA la tina. Los agricultores tenían un verdadero entusiasmo para cultivar este producto. Hasta que un día, en el año 2001, los 5 exportadores de Burquina se reúnen en Nuna para ponerse de acuerdo y declarar que pagarían la tina de sésamo al precio máximo de 3.500 FCFA. El resultado no se hizo esperar : en los pueblos, se compraba a 2.500 FCFA, y hasta los 2.000 FCFA la tina. El entusiasmo por este cultivo desaparece. Este año los precios han subido, pero, casi no se encuentra sésamo en Burquina. ¿Qué decir después de esta breve descripción del cultivo del
sésamo en Burquina ?. Cuando un producto se vende, de manera
estable, a un precio remunerador, los agricultores reaccionan a esta
incitación del mercado, y sacan provecho. Si los precios caen, los
productores reaccionan de la misma manera con rapidez a la nueva
situación creada, y es una fuente de ingresos que desaparece. el desarrollo del mundo rural, de manera duradera, no es posible a no ser que se le ofrezca precios remuneradores y estables (duraderos !) por los productos agrícolas. 2° parte : « Llamamiento solemne de los productores de algodón» « Pedimos solemnemente a los Estados Unidos y a la Unión Europea que supriman sus subvenciones a los productores de algodón. » Es, en estos términos que se hizo el llamamiento común de los productores de África de Oeste. Y los productores de algodón prosiguen con estas palabras : « Pedimos a todos aquellos que quieren construir un mundo más justo y fraterno que se unan a nosotros para presionar sobre los Estados Unidos y la Unión Europea para que supriman estas subvenciones. » En efecto, ¿cómo no sublevarse cuando uno descubre que el cultivo del algodón en África está amenazada de desaparición ? Y éllo, no porque el algodón africano sea de peor calidad ; no porque los costes de producción sean más altos en África, sino sencillamente, porque los productores americanos de algodón, gracias a las subvenciones que se elevan a miles de millones de dólares, inundan el mercado mundial, y llevan consigo la caída de los precios del algodón. La crisis de algodón ha tenido algunas consecuencias positivas. Esta crisis ha permitido poner en evidencia las distorsiones del comercio internacional y ha abierto una brecha en la Organizacion Mundial del Comercio (OMC). Ha demostrado igualmente que las organizaciones fuertes de los campesinos, con el apoyo de la ONG de solidaridad internacional, trabanjando en red, son capaces de hacer que se oiga su voz. Estos últimos acontecimientos nos permiten añadir dos elementos a nuestra primera conclusion : La necesidad de un movimiento campesino fuerte, presente en los pueblos, pero, igualmente capaz de hacer oir su voz a nivel nacional y a nivel mundial. La necesidad de obtener de la comunidad internacional la prohibición de todo dumping sobre los productos agrícolas. Precisando que, por dumping, entendemos la prohibición de exportar un producto agrícola por debajo de los costes de producción. 3° parte : « Ustedes, por tanto, no tienen necesidad del agricultor burquinabé. » La escena tiene lugar en Uagadugu, después de una reunión con los representantes burquinabé de la ONG solidaridad internacional. Esta OMG quiere apoyar el desarrollo rural de Burquina Faso. Hemos hablado del comercio justo. La reunión se ha terminado. Todo ha transcurrido en un buen ambiente y de escucha mutua. Son ya las doce del mediodía. Me aventuro a plantear algunas cuestiones a las personas de Burquina : ¿Qué han comido, ustedes, esta mañana antes de venir a la
reunión ? Y, ayer por la tarde, ¿qué han comido ustedes para cenar ? Respuesta : "Arroz" Y, ¿al mediodía ? Es claro, arroz" Otras personas dicen : "pastas alimenticias." Y concluyo : "Así pues, ustedes no tienen necesidad de los agricultores de Burquina" Las caras se alargan, y uno de éllos, interviene diciendo : ¡Es verdad ! La mayor parte del arroz est importado y, completamente, el trigo. La reunión se ha terminado. Cada uno se va a su casa, pero será necesario reflexionar sobre la cuestión. Tenemos aquí el resultado de una doble política. Una política mundial que imponiendo la liberalización de los intercambios agrícolas, marginaliza los campesinos del Sur. Y es que los campesinos del Sur no luchan con igualdad de armas. Pero, ¡no es todo. ! El Norte subvenciona fuertemente su agricultura, de modo que en el mercado mundial, los grandes productos agrícolas son liquidados por debajo de los costes de producción. A título de ejemplo, en Francia, ¡un productor de trigo saca más de la mitad de sus ingresos de las subvenciones. ! Puede así liquidar su trigo al mercado mundial, y vertirlo en los países del Sur. Una política nacional que ha favorecido siempre, la ciudad en detrimento de las zonas rurales. Mientras que todos los países desarrollados han protegido (y protegen todavía) sus agriculturas, Burquina Faso, como otros muchos países africanos, ha buscado alimentar a sus poblaciones al menor coste. Por tanto, Burquina Faso deja entrar, entre otros, el arroz y el trigo (fuertemente subvencionados) sin tasas significativas. El pan y las pastas alimenticias, desconocidas a principios del siglo XX se encuentran en todos los pueblos… Para ilustrar los resultados desastrosos de esta política liberal sobre la agricultura, les invito a que den un pequeña vuelta por los arrozales de Bama (a 25 km de Bobo Diulaso, al suroeste del país). Encontrarán productores de arroz desanimados. Algunos han transformado su parcela en campo de maíz o en un huerto. Si ustedes insinúan que el arrozal está mal cuidado, les responderán que han estado primero en sus campos de maíz antes de venir al arrozal. En el momento de la cosecha, el precio que les proponen no les conviene. Con el precio propuesto, a penas pueden cubrir los gastos de producción. Pueden preguntarse : ¿cómo hemos llegado a esta situación. ? Síganme. Iremos al mercado de Bobo-Diulaso ( en coche, ¡es cuestión de media hora !). Miren los sacos de arroz. ¡Acérquense. ! ¿Qué ven ustedes. ? « Elefante de África » (ver la foto) ¿Por qué este elefante es africano ? Me parece importante prolongar un poco nuestra reflexión sobre esta situación. Me parece que, esta situación, ilustra la evolución la más importante de estos últimos años. Y sobre todo, llena de consecuencias. Demuestra que Burquina Faso, como otros muchos países, ha perdido su soberanía alimentaria. Pone en evidencia que le derecho de los pueblos a producir sus alimentos de base no es respetado. Si miramos a las agriculturas desarrolladas de Europa, veremos que han sido desarrolladas bajo barreras de protección. Todavía, hoy en día, Europa protege mucho más su agricultura que los países del Sur. Además, es fácil de demostrar que el desarrollo de la urbanización ha favorecido el desarrollo de la agricultura. Las poblaciones urbanas ofrecen una salida natural a la producción agrícola. La parte de las exportaciones sobrepasando, raramente, el 10 %. Si, los agricultores del Sur, no recuperan su « salida natural » - las poblaciones urbanas - , están condenados a la miseria. De donde se deduce una tercera conclusion : ya que los países del Norte nunca aceptarán la supresión de todo apoyo interno a sus agricultores, es necesario, por tanto, reconocer, que la protección a la importación, es la forma de apoyo la más solidaria para los productos agroalimentarios de base en todos los países. Decimos la más solidaria, ya que es la única forma de apoyo accesible a los países pobres, por falta de presupuesto para los apoyos internos. El Acuerdo agrícola de la OMC debe ser renegociado en este sentido : el reconocimiento, para todo país, del derecho (y el deber) de proteger su agricultura por medio de tasas a la importación sobre los productos agroalimentarios de base. Conclusión Para ser menos incompletos, sería necesario abordar las consecuencias del crecimiento demográfico. Y si no lo hemos tratado, no es porque la cuestión sea de menos importancia. Sin embargo, sigo convencido, de que si se remunera correctamente el trabajo de la poblaciones rurales, sabrán hacer frente a este crecimiento demográfico. De lo contrario, la miseria se acentuará en las zonas rurales como en las ciudades. Resumiendo, pues, para ofrecer un futuro a las poblaciones rurales de Burquina Faso (y otros muchos países africanos o no) : Hay que reconocer que el desarrollo del mundo rural, de manera duradera, no es posible a no ser que se le ofrezca precios remuneradores y estables por los productos agrícolas. En consecuencia, alimentar las poblaciones urbanas al menor coste, aprovechando de las distorsiones del mercado mundial, no es una solución. Por tanto, profundas reformas son necesarias. Por éso, cada país tiene necesidad de tener un movimiento campesino fuerte, haciendo alianza con la sociedad civil para obtener de su gobierno, durante las negociaciones sobre el Acuerdo agrícola a la OMC : el reconocimiento, para todo país, del derecho (y el deber) de proteger su agricultura por medio de tasas a la importación sobre los productos agroalimentarios de base. la prohibición de todo dumping sobre los productos agrícolas. Precisando que, por dumping, entendemos la prohibición de exportar un producto agrícola por debajo de los costes de producción. Vuelta al dosier Políticas agrícolas y Paises del Sur Vuelta a la actualidad del algodón Vuelta a la página el Burquina de A a Z |